En cada casa cada habitación tiene su función y es preferible que así sea. Sin embargo, cuando se tienen 3 hijos es fácil que el comedor se transforme además en la sala de juegos y el despacho.
Esto es lo que ocurría en esta casa de San Francisco en la que el 90% de la actividad se llevaba a cabo en esta habitación. Un habitación no adaptada en la que todos los miembros de la familia hacen de todo. Un salón multifuncional “de facto” pero incómodo para los que lo utilizan.
El objetivo era cambiar la decoración para que el ambiente fluyera sin tener que partir el espacio en 3 y poder convivir los momentos enérgicos de los niños, con los adultos viendo la televisión o trabajando desde el portátil.
La transformación a nivel de home decor se realizó de forma simple, basándose básicamente en 2 conceptos: la unidad y la fluidez.
Al tratarse de un gran espacio abierto, existían múltiples opciones para las paredes pero pocas que sirvieran para dar el aspecto unitario y a la vez diverso que requiere este tipo de espacios. Finalmente se optó por jugar con los colores azul oscuro y gris para sugerir los diferentes espacios, jugando con las franjas horizontales en el destinado a los niños.
Aquellos que practican el Feng Shui saben que es importante optimizar el flujo de un espacio. Lograrlo es conseguir que, mediante la distribución de muebles y objetos, todo el mundo se sienta cómodo y en armonía con el lugar. En este caso se procuró evitar el desorden y mantener las zonas de paso libres para que la buena energía fluyera fácilmente.
El resultado es un ambiente agradable, personalizado y claramente multifuncional pensado para ser acogedor y permitir que los miembros de la familia desarrollen sus actividades con normalidad. Un nuevo diseño que cubre las necesidades de sus usuarios.
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