El verano está a la vuelta de la esquina. Los días son cada vez más largos, el sol aprieta y todos tenemos ganas de hacer vida al aire libre. ¿Y qué mejor que pasar buenos momentos en una terraza, un porche o un balcón?
Si disponemos de un espacio exterior, nada mejor que una alfombra para transformarlo y volverlo más confortable. Simplemente colocando una alfombra textil o una alfombra vinílica podemos crear un entorno espectacular. ¿No lo crees? Te damos 3 buenas razones.
Crean áreas de descanso
Los muebles de exterior son geniales. Son robustos y resisten a los elementos. La forma de congregar a la gente a su alrededor crea una sensación de unidad, de zona de reunión. Una buena manera de conseguirlo es mediante una alfombra de exteriores que unifique todos los elementos e invite a familiares y amigos a disfrutar del espacio.
Permiten ir descalzo
Una de las mejores cosas del verano es poder ir con menos ropa y entre estas prendas también se encuentran los zapatos y calcetines. Ir descalzo proporciona una agradable sensación de libertad que va ligada directamente a nuestra capacidad de relajación.
Las baldosas o piedras pueden ser un acabado bonito, pero no siempre son la superficie más cómoda para ir descalzo ya que, por ejemplo, la luz solar puede hacer que ardan.
Una alfombra vinílica soluciona todos esos inconvenientes brindando una superficie segura y uniforme para caminar con confianza.
Embellecen el espacio
Una alfombra tiene la capacidad de añadir diseño y estilo a un espacio, y eso también ocurre en exteriores.
Una alfombra pequeña servirá para definir un espacio pequeño mientras que si se trata de un lugar de mayores dimensiones, podemos jugar a combinar varias de ellas. De esta forma el espacio desprenderá una cohesión formal y dará aspecto de haber sido cuidado hasta el último detalle.