Hágase la paz, ¡sobre todo donde descansamos!
Ya basta. Se acabó asociar el reciclaje a los contenedores de colores o a mercadillos de segunda mano. Reciclar es dar un nuevo sentido a un objeto que tuvo otro distinto, utilizando innovación y creatividad a partes iguales. Hoy queremos mostrarte la segunda vida artística de un elemento noble donde los haya, la madera.
Madera y calidez son dos conceptos que van de la mano. En entornos minimalistas sirve para romper la frialdad. En lugares rústicos armoniza el conjunto. La cuestión es que siempre queda bien. Un cabecero de este material aporta paz a un dormitorio sencillo y lo dota de personalidad. Hasta nos atreveríamos a decir que ese toque “zen” amplifica la sensación de sueño reparador.
Desúbicate
Venecia, París, Brooklyn… Recrea cualquier lugar del mundo en tu salón, recuerda tus viajes o simplemente disfruta de las vistas.
Conserva la inocencia
La madera admite una gran paleta de colores y diseños, y luce muy bien con motivos florales o naïf, que puedes adaptar a la decoración de las habitaciones de los niños. ¡También a las de los adultos más soñadores!
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